OTAN, la herramienta ideológico-militar del capitalismo
Nosotras, militantes de la Marcha Mundial de las Mujeres, denunciamos el papel que la OTAN juega en el mundo como herramienta del capital occidental para asentar y reforzar un sistema criminal que ataca de frente la vida de millones de personas en el mundo y la soberanía de sus pueblos. Nacida como herramienta para combatir el bloque socialista la OTAN ha sido desde entonces una herramienta para la expansión militar, ideológica y económica del capital en el mundo.
Como feministas anticapitalistas nuestra agenda tiene como centro de acción la defensa radical de la vida frente a la ofensiva de los mercados y sus mecanismos coercitivos y militares para imponer la explotación, la violencia y el expolio de nuestras vidas, nuestros cuerpos y nuestros territorios.
Como antiimperialistas denunciamos el papel que la OTAN, herramienta del imperialismo, juega en el proceso de acumulación y desposesión capitalista. El antiimperialismo es fundamental para construir un feminismo popular capaz de dar alternativas para un mundo con justicia, igualdad, paz y solidaridad.
Vivimos un momento de reorganización de un capital transnacional que precisa buscar su propia supervivencia en una situación límite: momento de mayor expolio de los bienes comunes, explotación de la mano de obra y del trabajo no remunerado de las mujeres, crisis multidimensionales (climática, alimentaria, financiera y de los cuidado) y exacerbación del racismo. Las fuerzas de extrema derecha en varios países son enfrentadas por los movimientos populares, y movidas en las disputas geopolíticas amenazan la hegemonía estadounidense, un estado por otra parte sumido en una grave crisis.
En este contexto las oligarquías mundiales vuelven a apostar por la vuelta a la economía de guerra que sirve además de para la acumulación y el enriquecimiento, para el disciplinamiento y control social. En este escenario es en el que la OTAN juega su papel de herramienta al servicio del imperialismo aplicando no sólo una lógica de militarización, sino y sobre todo una lucha cultural e ideológica por imponer la agenda del capital.
Como feministas sabemos que las lógicas militar y de desposesión del capital impactan con mayor fuerza en la vida de las mujeres pues es la vida misma lo que atacan. Somos las mujeres trabajadoras en las que descansa, en todo el planeta, la tarea de reproducción de la vida, incluso en aquellos lugares en que el Estado se ocupa de alguna parte de esta tarea en momentos de crisis económica es de ahí de donde primero se retiran los recursos y donde primero impactan los recortes. En los Estados en que el impacto de la guerra ideológica y económica acompaña la militarización y el conflicto bélico somos las mujeres, nuestros cuerpos y nuestras vidas, las primeras en sufrir las consecuencias como vemos en cada conflicto que pone en marcha el capital para enriquecerse.
Denunciamos el papel de los Estados miembros de la OTAN en su política de refuerzo y expansión capitalista por todo el mundo plegadas a los mandatos de las oligarquías y no al de los pueblos, así como el de todos aquellos que trazan alianzas para la expansión o fortalecimiento de esta estructura a nivel mundial.
Europa vive hoy una guerra fomentada por los intereses económicos del capital transnacional occidental y la respuesta militar de una Rusia en manos de la oligarquía, que la OTAN aprovecha para acelerar su proceso de expansión por Europa y África, no sólo para reflotar a los EUA con la economía de guerra sino para imponer así la agenda del capitalismo en el mundo y la reorganización de su supervivencia.
Esta agenda está siendo utilizada para contener el creciente descontento social fruto del aumento del coste de la vida consecuencia de un sistema en crisis que busca el máximo lucro a costa de la clase trabajadora, empobreciendo cada vez más a más población, con especial impacto en las mujeres.
Frente a la cumbre de la OTAN, denunciamos el papel de los gobiernos europeos que acompañan esta lógica y que no sólo se pliegan a los intereses de la oligarquía sino que están dispuestos a destinar recursos públicos a financiarlos aumentando el gasto militar hasta el 2% del PIB. Los gobiernos invierten en armas, tecnologías de vigilancia y fronteras, mientras las desigualdades se profundizan y la precariedad de la vida se generaliza.
Como movimiento feminista internacional, denunciamos los intentos mediaticos de ocultar y normallizar conflitos y guerras en territorios del sur global, territorios que sufren sistematicamente la militarización y las guerras, en los que es evidente el avance de los conflitos para el acaparamiento de los territórios y la naturaleza.
En ese mundo de guerras en el que el capital ataca la vida, la Marcha Mundial de las Mujeres apuesta por una agenda política en la que la sostenibilidad de la vida esté en el centro. Nuestra lucha es por la desmercantilización y ampliación de los servicios públicos de apoyo a la reproducción social, por la soberanía alimentaria y por cambios estructurales en el actual modelo de re-producción y consumo, orientados por el reconocimiento de nuestra interdependencia y ecodependencia.
La paz y la desmilitarización son compromisos fundacionales en la construcción de la Marcha Mundial de las Mujeres, así como nuestra solidaridad internacionalista y lucha incansable por la soberanía y autodeterminación de los pueblos como condición para superar el capitalismo racista y heteropatriarcal.
Hacemos un llamado a las mujeres de todo el mundo a reforzar y ampliar la lucha por la paz y la desmilitarización, a enfrentar el imperialismo y construir las condiciones de un mundo en el que la sostenibilidad de la vida sea el centro.
Resistimos para vivir, marchamos para transformar.
Marcha Mundial de las Mujeres, 23 de junio de 2022.